Biblioteca Russell

Lamport en el colegio irlandés de Santiago de Galicia, 1631

SP/S/33/1 (25)- Transcript of an interrogation made to students in the Irish College, Santiago. 'Robert Plunkett' and 'William Lamport' relating to a disciplinary action taken against them. 'Interrogatorio de preguntas que presentaron al tenor del cual se examinaron los testigos...'
Salamanca Archive, Russell library, St Patricks College, Maynooth, Co. Kildare, Irlanda.

La biblioteca Russell del Colegio de San Patricio de Maynooth, Irlanda, ahora socia de la BDMx, custodia los archivos históricos de los colegios irlandeses de Santiago de Galicia y de Salamanca. En ocasión de los 400 años del nacimiento de Guillén de Lampart, el italiano Fabio Troncarelli, autor de La spada e la croce, Andrea Martínez Baracs e invitados de la embajada de México en Irlanda pudieron visitar esa hermosa biblioteca, que detenta importantes fondos antiguos, y conocer un documento proveniente del colegio irlandés de Santiago que contiene la firma original de un juvenil Guilielmo Lumbardo, forma temprana de la hispanización del nombre de William Lamport (la declaración original de Lampart se encuentra en las fojas 69-70) . Es este el documento que ahora publicamos.

Los documentos del colegio o seminario de Santiago, y en particular aquellos que acompañan en el mismo legajo al caso que involucró a Lamport, abren una rendija sobre el mundo de los exiliados irlandeses en los reinos católicos europeos, en este caso en Galicia, España.

Hasta 1612-13 este seminario, cuyo rector era un clérigo irlandés, albergaba principalmente a hijos de caballeros católicos irlandeses, esto es, gaélicos, que se identificaban en España como descendientes de españoles, y se preciaban de pertenecer a la nobleza de su tierra (“hijos de títulos y señores de vasallos”). En las fechas mencionadas el colegio pasó a manos de la Compañía de Jesús, lo que significó cambios que fueron resistidos por el antiguo rector, varios de sus alumnos y algunos personajes influyentes irlandeses presentes en Santiago de Galicia -particularmente un “O´Sullivan Beary, conde de Birhaven”-. El conflicto duró dos años, relataba el rector jesuita Ricardo Conveo a una autoridad no identificada,

y se tomó la posesión del seminario con mucha contradición así del dicho rector seglar como de los mismos estudiantes y aun de sus deudos y parientes entretenidos por vuestra merced que entonces estaban en La Coruña.( ff. 29-30. /15 (7))


No fue un fenómeno aislado: existían en varios lugares de la Europa católica -se menciona Burdeos, Tolosa, Aus y Cahors, Évora, Valladolid, Salamanca- seminarios de irlandeses recientemente creados por sacerdotes de esa nación con el apoyo del rey de España. Su paso a rectoría jesuita aparentemente fue generalizado en esas mismas fechas, y no fue bien recibido por algunos de la vieja guardia. Esta se definía como irlandesa y tachaba a los jesuitas irlandeses de descender de ingleses: “de más que estos padres y los que crían son inhábiles para conservar en la fe a los irlandeses por no saber la lengua irlandesa y ser ellos de su natural inclinados a sus naturales ingleses”. Decían los sacerdotes y alumnos desplazados:
hemos de sacar resolución de Su Majestad, cual más gusta sustentar a los descendientes de españoles, meros irlandeses, y nobles, y hijos de los que perdieron sus vidas, tierras y hacienda por la fe y su real servicio, y padecen destierro y martirio por la mesma causa, y que son suficientes para conservar y instruir en la fe a toda la nación… ; o a los descendientes de los ingleses, hijos de mercaderes, y personas bajas, cuyos padres son siempre fautores de herejes y opugnaron su real ejército en Irlanda… (ff. 24-25 /15 (5), Santiago de Galicia, año de 1612).

Esta facción quería reservar los seminarios para la nobleza propiamente irlandesa, nobleza que en ese entonces, y particularmente en las condiciones propias de Irlanda, invadida por “el hereje inglés” tras arduas batallas, era una de caballeros, de soldados. Esta exigencia traía consigo otra: “que este seminario de Santiago se reserve para seculares, y no se obliguen a los que entraren en él de ser eclesiásticos”.

Respecto a este punto de la dedicación del seminario, el jesuita de Santiago que tuvo a su cargo responder al memorial de la “facción irlandesa” aclaraba: “sólo estos tres que gobierna la Compañía (Salamanca, Lisboa y Santiago) tienen por obligación de criar eclesiásticos”. Por seculares, la facción irlandesa entendía también “de juristas y no de sacerdotes teólogos”. Otra formulación, a cargo del conde de Birhaven en 1614, era la siguiente:  “Advierto a V. P. que el seminario de Santiago desde su principio siempre ha criado no solamente Artistas, mas también principiantes de latinidad y aun de leer y escribir.” Otra formulación más de O´Sullivan era ésta:
No hacen juramento de ser sacerdotes ni Su Majestad (en adelante, SM) les obliga a ello porque como son hijos de personas nobles entregados por rehenes de la lealtad que sus padres habían jurado guardar a SM, no ordenó otra cosa más de que se criasen y educasen en virtud y letras sin otra limitación; y demás de esto sus padres y amigos en recompensa de cuyos servicios y pérdidas SM mantiene esta casa no gustarían de que se compeliesen sino a lo que fuesen inclinados, porque dicen que como es menester haber sacerdotes en Irlanda, así también lo será haber caballeros católicamente criados para los recibir y amparar … también dicen que son menester letrados y principalmente canonistas para determinar causas eclesiásticas que verdaderamente hacen notable falta….( ff. 42-45. 15).

El tema es interesante, pues muestra dos estrategias del exilio irlandés. La primera la representaban los nobles guerreros de vieja cepa; querían protección del rey de España y una educación suficiente para sus jóvenes, pero siempre con la idea de recuperar su reino de manos de los ingleses, si no con batallas, al menos con juristas que supieran defender los derechos de los locales contra los invasores. Esta facción, vale aclarar, no era favorable a la Compañía de Jesús y contaba entre sus religiosos a seculares, franciscanos y de otras órdenes. Frente a ellos se levantó la opción jesuita de formar a centenares de eclesiásticos irlandeses, de la propia Compañía, para regresar a Irlanda si posible, y si no, a engrosar sus contingentes europeos.  Esta opción era más democrática, pues aceptaba muchachos que no pertenecían a la nobleza, y menos puramente irlandesa, en tanto aceptaba a descendientes de los ingleses, los Old English irlandeses. En ambas categorías entraría el propio Lampart, unos quince años después: un descendiente de ingleses normandos, de la baja nobleza.

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17 años después, en 1631, aparece ante nosotros en el seminario de Santiago “Guilielmo Lumbardo, colegial… de 18 años poco más o menos, natural de la provincia de Lagenia y de la ciudad de Wexfordia”. Según esto, nuestro personaje debió haber nacido hacia 1613. Declara conocer a los seminaristas interrogados en este caso “de ocho o nueve meses de esta parte”, lo que indica que entró en el seminario en 1630-1631. Se trataba de un caso de indisciplina colegial: “que la Octava del Corpus de este presente año habían salido algunos colegiales del dicho colegio sin licencia, a deshora, y por puerta extraordinaria”.

Parece haber sido el más joven involucrado en esta fuga en la que dijo no haber participado, sólo haberla presenciado. Los instigadores a todas luces fueron Félix O´Neill y Bernardo Hegano (O´Higgins?):
y los oyó a los dos andar buscando la llave de la puerta por do salieron que fue la de la capilla, la cual dejaron abierta con riesgo de lo que en ella había. (...) Y añade que el dicho Félix O´Neill por haberse él quedado en casa y no querido salir le había tratado mal de palabra.

Salió con ellos o no, Lumbardo firmó como muchos otros un papel que circuló Félix diciendo que todos los que salieron lo hicieron por su cuenta y sin ser obligados.

Otros de los interrogados fueron Edmundo Morfeo (Murphy) y Roberto Plunquet, de alrededor de veinte años ambos.