Mapoteca Manuel Orozco y Berra

Plano de la ciudad de México, 1912. Levantado y construido para la nueva red de cañerías. Obras de provisión de Aguas Potables para la ciudad de México”. Firmado, “ingeniero director M. Marroquín y Rivera

En el plano la ciudad de México está rodeada por grandes conjuntos: en el norte, la estación de Santiago del F. C. Nacional Mexicano y la estación Corral.  Al noroeste, se mencionan colonias delimitadas por calzadas:  la de Nonoalco delimita la colonia del Chopo, la calzada de los Gallos la colonia de Santo Tomás al poniente, y la calzada de la Verónica delimita el sur del poniente. Abajo de la colonia Roma y de la avenida Jalisco, las calles de Guanajuato marcan el límite suroeste. En el sur del plano, al oriente de la calzada de la Piedad, se distinguen las calles de Dr. Lucio y C. Bernard; en seguida, la calzada de Chimalpopoca. Nuestro plano se prolonga hacia el oriente, hasta la Penitenciaría, el Gran Canal y las bombas del desagüe, al este de la estación del F. C. Interoceánico.

Un recuadro con los signos convencionales distingue siete diferentes tubos, y válvulas, ventosas, tomas de riego y By Pass.

El ingeniero Manuel Marroquín y Rivera fue responsable de las grandes obras de conducción del agua de los manantiales de Xochimilco a la ciudad de México. En 1903 Porfirio Díaz lo nombró director técnico de estas obras, que habrían de proveer 2,100 litros de agua por segundo (1).  Este plano forma parte de estos trabajos, terminados en 1912.

Aquí un buen resumen de lo que estas obras supusieron:

En 1902 se iniciaron estudios para determinar la conveniencia de explotar mediante pozos los manantiales de Xochimilco. A partir de 1909 el agua se condujo desde ahí hasta los tanques ubicados en la Loma de Molino del Rey, a 26 kilometros de distancia. Para ello se construyó un pozo de 9 metros de profundidad y se instalaron varias bombas con el fin de introducir el agua hasta un acueducto de concreto para conducirla hasta la estación de bombeo, ubicada en la colonia Condesa. De aquí se elevó a dichos tanques para después distribuirla a la ciudad. Así, en 1912 se comenzaron a bombear y conducir a la ciudad las aguas de Nativitas, Santa Cruz y la Noria, suprimiendo definitivamente las provenientes de Chapultepec, el Desierto de los Leones y el río Hondo, que para entonces presentaban ya rasgos visibles de contaminación (2).

El edificio de la estación de bombeo fue trasladado en tiempos recientes al bosque de Tlalpan. Pero los inmensos tanques de agua y los otros edificios del sistema permanecen en la segunda sección del bosque de Chapultepec. La mejor presentación de estas obras notables de la ingeniería mexicana, aun vigentes, en su parte básica, más de cien años después de construidas, la hemos encontrado en el sitio de internet llamado “Polanco ayer y hoy”, a cargo de Rafael Fierro Gossman, que incluye excelentes fotografías históricas:

De la planta de bombeo “Condesa”, el agua se enviaba a cuatro enormes cisternas en los terrenos de la Loma del Rey, zona que ahora conocemos como la segunda sección del bosque de Chapultepec (frente al Mutec y al sur del Lago Mayor), donde se distribuía por gravedad a la zona poniente de la ciudad. Los cuatro reservorios circulares y cubiertos fueron un extraordinario logro de ingeniería y se edificaron con la máxima tecnología disponible en ese momento (hormigón armado, con acero corrugado como refuerzo). Como complemento a las cisternas, se construyó también en ese período la “Cámara de distribución”, un edificio de planta circular y cubierto por una cúpula con linternilla rematada por un orbe luminoso; al interior del recinto aún existe un tanque regulador que por gravedad vaciaba su contenido a la red que a su vez abastecía al sector poniente de la ciudad de México (3).

Los cuatro tanques, cisternas o reservorios de agua, terminados en 1912, se ubican a 50 m de altura sobre el nivel del centro de la ciudad; cada uno almacena hasta 50 millones de litros de agua. En la actualidad forman parte del sistema Lerma-Cutzamala, establecido en los años 1943-1951 (4). Los cuatro reservorios bajo tierra están marcados en la superficie por cuatro grandes espacios circulares elevados, que hoy en día están siendo habilitados como jardines. En el centro de cada uno, cuatro hermosos torreones de 1912 sirven de acceso a los tanques y como respiraderos.  Las construcciones de principios del siglo pasado, como las adiciones posteriores, han sido restauradas.

De las obras de 1912 se pueden visitar hoy la llamada cámara baja, un edificio neoclásico; los cuatro torreones, la “cámara de distribución” y el “cárcamo”. Estos dos últimos se encuentran en el edificio que alberga el hoy Museo Jardín del Agua, donde ha sido restaurada la pintura mural “El agua: origen de la vida en la tierra” de Diego Rivera, que el artista concibió para ser permanentemente cubierta por el agua -para conservarla, el agua pasa ya por otro conducto-. Frente al museo, en un hermoso espacio habilitado recientemente, se encuentra una escultura yacente del mismo artista, en un tanque de agua, que representa, en sus palabras, “un viejo dios azteca emergiendo del cieno”. Las dos obras de Rivera, así como otras adiciones, conmemoraban la terminación de las obras del sistema Lerma-Cutzamala, en 1951.

La historia del abastecimiento de agua a la ciudad de México, como la de su drenaje, es una de grandes logros de la ingeniería mexicana a lo largo del tiempo, y de enormes problemas también. En 1900 Porfirio Díaz inauguró el primer Túnel de Tequixquiac, obra realizada por Francisco de Garay y el coronel M. I. Smith, que significó la proeza de trasladar el agua de una cuenca a otra.  En ese año también inauguraba el canal del desagüe, primera red de drenaje por gravedad. El proyecto de Marroquín fue elegido en 1902 frente al de William Mackensie, que defendía la conveniencia de trasladar el agua de la cuenca del Lerma, lo que a fin de cuentas se llevó a cabo décadas después (5).

(1) Diana Birrichaga Gardida, “Las empresas de agua potable en México (1887-1930)”, en Historia de los usos...: 211.

(2) “Los pozos y sus efectos: el hundimiento de la ciudad”, por Jorge Legorreta en colaboración con María del Carmen Contreras, María de los Angeles Flores y Noemí Jiménez.
http://www.planeta.com/ecotravel/mexico/ecologia/97/0897agua1.html. Vínculo ya no disponible

(5) Rafael Silva A, “Agua y subordinación...” Vínculo ya no disponible

Bibliografía

Diana Birrichaga Gardida, “Las empresas de agua potable en México (1887-1930)”, en Historia de los usos del agua en México. Oligarquías, empresas y ayuntamientos (1840-1940). México, CIESAS, 1998.

Rafael Fierro Gossman, http://polancoayeryhoy.blogspot.mx/2012/07/el-sistema-xochimilcolerma-en.html (julio 2012)

Guía de fuentes documentales para la historia del agua en el valle de México:  97, 134.

Manuel Marroquín y Rivera, Memoria descriptiva de las obras de provisión de aguas potables para la ciudad de México. México, imprenta dirigida por Juan Aguilar Vera, 1910.

Rafael Silva A: “Agua y subordinación en la cuenca del río Lerma”, Universidad Autónoma del Estado de México, http://www.uaemex.mx/plin/psus/rev5/e02.html

Jorge Vázquez Ángeles, “La mordida de Ouroboros”, Universidad Autónoma Metropolitana, Casa del Tiempo, núm. 3, abril 2014. http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/03_i_abr_2014/casa_del_tiempo_eV_num_3_36_39.pdf

Eduardo Vázquez Martín, El agua, origen de la vida en la tierra. Diego Rivera y el Sistema Lerma. Arquine / Secretaría del Medio Ambiente, GDF, 2012.